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21 Moisés también roció con sangre el santuario y todas las cosas que se usaban en el culto. 22 La ley dice que la sangre quita el pecado de casi todas las cosas, y que debemos ofrecer sangre a Dios para que nos perdone nuestros pecados. 23 Por eso fue necesario matar a esos animales, para limpiar todo lo que hay en el santuario, que es una copia de lo que hay en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo mejor que sacrificios de animales.

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